Señor Pez


Como perdido en la pesadumbre de un mal viaje, como solemne bohemio asiduo de su propia cagada. Como una víctima más de ingenuidad y el poder. EL juego mental de las noches oscuras y llenas de la savia de esas pencas tan pobres de virtud.

Como una sonrisa perdida en el amanecer, así será el hombre Pez. Respirando oxigeno de peceras sepultadas. ¡Oigan ahí va el hombres Pez! en sus aires ponchados de maldad. El perdedor de perdedores, la risa burlona de las tardes, el de la boquita de o.

Pinche señor Pez, como no se ahoga. Sumérgete en las profundidades de estos cenotes, de estas veredas del camino fácil, sáciate de la miseria y se feliz aunque sea de esta forma. Ráscate las escamas como serpiente acalorada, deja manipularte por tersa manos. Déjate acariciar por coágulos de sangre reseca. Manoséate de noche y de día, excomúlgate, aíslate señor pez, nada en fuego y no en el lodo. Engáñanos a todos como vil escoria. ¡Señor Pez, que en el aire no eres nada!

Me acordaré de ti en las oraciones, me reiré de ti en mis mejores orgasmo, señor pez salado, señor de arenas desoladas, comete tu cola y cágala en alas. No juegues al escondido, no te regocijes de tus juegos ¡Señor de agua, señor de nada!

¡Oh tu redentor de los mediocres!


Oro por ti, oro por tu madre, ustedes no brillan ni entre los cerros de alambre...