Imsomnio

Te veo en sombras lejanas. Siento las madres parir, los negros colores que abundan en arcoiris deslumbrantes, delirantes, casi fantásticos. Escucha mis pensamientos amortiguados, escucha su eco, sabrás que no podré caer. Anoche descubrí las turbinas que encienden mi ventana con esos gritos malgastantes.
Supe que las rejas de mi cama atarían mis pies hasta la mañana del 15 de enero. Supe que jamás iba a volver, agarre mis cuernos con tus manos y te hice que los lamieras una y otra vez. Te llenaste de mis vellos, te llenaste de mi cuerpo. Era la noche fría de un verano casi descompuesto. Las vacas no pastaban, sabía que el fin iba a llegar. Un cerdo en la barranca paría cabezas de hombres sabios sin detenerse a criarlos.
Anoche escuche tus lamentos, anoche supe que en el rincón no cabíamos los dos porque sabemos que la noche no es de nadie y el vacío lo arrastramos como recolectores de basura. Madrugada tras madrugada por las calles llenas de mierda. No pararemos hasta tragarnos el mundo entero, cargaremos a todos hasta nuestro vacío. Están aquí, dentro de mi, dentro de ti, dentro de nuestros huesos negros y desgastados.
No volveré a soñar, no volveré a creer que mañana habrá un gris despertar, con lágrimas de virgen rodeando mi kayak. No volveré a dormir creyendo que la gloria llegará.
Hoy me vendrá a visitar tu dios y en éxtasis te hará gritar, te hará contorsionar una vez mas. Lentamente, suavemente, me morderás los labios; comerás de ellos. Darás vueltas sobre mi espalda y dirás una vez mas palabras de literatos muertos.
Comenzaré por brotar calor y terminaré por soñar. Una noche mas...

Hoy me voy hoy me guardo entre las cuatro patas de una mesa de cristal, hoy no seré yo, porque nunca lo fui, nunca creí en lo que me perdí, todo es una ilusión, incluso estas palabras volteadas, regadas en pixel. No volveré, no lo pienso hacer. Hoy escribo mi renuncia sin firmar por si acaso me llego a arrepentir. Pero no señor, no pienso volver.
Eran las 3:45 de la mañana el día después de su cumpleaños. La luz estaba apagada y de la ventana entraba la sombra calurosa de un rosal en las alturas. José sudaba a chorros y entre las sabanas sobresalían dos delgadas piernas mojadas y sucias como espaguetti. Corrió a la puerta y luego a la ventana. No supo si iba a funcionar pero de todos modos lo hizo, se aventó y deseó que el suelo fuera mas suave que el triste algodón de azúcar que recibía aquellas tardes de domingo cuando era niño. Mientras los otros niños sonreían y se sentían parte de un todo compuesto de miles y miles de partículas de aire comprimido que se comían sus cerebros a mordidas. Trató de no pensar en eso pero de todos modos lo hizo; mientras recordaba las burlas y los gritos ahogados de su miseria, se dio cuenta de que finalmente lo estaba haciendo. Estaba ahí sentado en el aire en posición de un hombre pensante mientras el aire le lamia la cara y el frió penetraba hasta sus entrañas. Los arboles lo acariciaban, lo tomaban de la mano y no lo querían soltar, mientras el flotaba sin rumbo fijo entre montañas de nubes con sabores ácidos y corrosivos. Comió un poco y lo demás lo dejo para después. José volvió a su cuarto y se dio cuenta de que su mujer ya estaba ahí. Recostada la enorme mujer con una manzana en la boca para no roncar. Se dio la vuelta e imaginó que a la que tenía a lado era la tetona que vivía a dos casas de la suya. Una sonrisa salió a relucir tan rápida y fugaz como el pedo mismo que apestó la habitación. Todo ese repugnante olor viniendo de un ser tan rechoncho que a veces dificultaba el descanso ageno.
La mañana siguiente José mató a su esposa para cortarla en pedazos muy finos y así alimentar a los perro que deambulaban en la calles que el recorrió camino a su trabajo. "Vaya puta gorda que por fin serviste para algo" una y otra vez repetían mientras los perros sangraban y luchaban como viles humanos por un pedacito del gran manjar purulento.
Mascó una docena de chicles, bebió tres botellas de cerveza y fumo dos cajetillas de cigarros baratos. Todo mientras los perros sangraban peleando como putos peleles, como humanos rabiosos, como mierda. Finalmente cruzó la linea que separaba a la realidad con la barbarie, llegó, tomó su puesto y observó por alrededor de 35 minutos las piernas delirantes de la gorda secretaria ejecutiva. "Si por mi fuera esas piernas ya estuvieran en mis hombros, pero no adelgaza la muy perra"
Atendió alrededor de 3 personas en el transcurso de una larga y pesada jornada laboral que constaba de 8 hrs menos el almuerzo, la comida y las cagadas que se echaba de vez en vez fingiendo el mismo problema intestinal que mas bien era ya un conflicto entre su mano, su pene, la secretaria ejecutiva y la vecina tetona.
Se jugó el miembro los últimos minutos de su gran día. Volvió a casa con un hambre tan voraz que hasta estaba pensando en recoger los pedacitos que quedaron de su mujer.
José pasó las 428 noches siguientes volando entre las mismas nubes y jugando con los mismos rizos de arena. Llenó sus intestinos de aire puro y sus pulmones de aguas lejanas.
Murió un 24 de marzo de algún año, debajo de algún árbol en donde en algún momento de la tarde las ratas se comieron sus huesos, las arenas movedizas tragaron sus entrañas y los mismos putos seres que se hacen llamar pensantes decidieron darle sagrada sepultura. Hubo 32 dos fiestas simultaneas, contactaron a las mismas putitas de siempre para que enseñaran sus cuerpos enfermos en frente de multitudes de imbéciles, que hoy decidieron celebrar por el buen José. Nadie supo mas porque se celebraba esto, nadie supo porque iban al mismo lugar todos los días a coger las mismas putas decadente. Nadie supo quien fue José y la verdad a nadie le importará jamás. Lo único importante aquí es que finalmente murió y que por cada palabra que se derrama en este excusado conocido como el Internet (tan libre y alabado) muere alguien mas como José. Que quede claro que el existió, que quedé claro que todo esto lo sabemos porque alguien quizo recopilar información al respecto, hacer una religión y coronarlo como el padre de la filosofía contemporánea. Al final sabemos que como todo en este mar de preguntas sin respuesta, en esta tormenta de letras sanguinarias; al final de puentes corrompidos lo único que hay es una y mil masturbaciones mentales. Buenas noches y que José viva en sus corazones, porque en el mio no vivirá jamas.
Me hiciste la misma pregunta una y otra vez. Me sangraron los oidos y tu solo exigías a gritos lo que supuestamente te correspondía. Te lo dije mil veces, esa basura te estaba malcriando. De nuevo repartiste cartas y me pediste de favor que me dejara ganar. Obviamente lo tuve que hacer, obviamente tenia que esconder discretamente la carta entre mis pantalones. Se supone que tu no debias ver que era lo que yo hacía, que gracias a mi tu eras un triunfo. Como si un puto juego de cartas hiciera la diferencia. Como si llenara completamente tus deseos con un buen juego.
Te lo dije otra vez. Ya perdía la cuenta me canse de repetirlo, era realmente detestable. Te estabas convirtiendo en una molestia innecesaria. Como te atreviste a venir a mi casa con esas claras intensiones de malgastar mis veintitantas horas de vida.
Se puso intensa la platica y mientras sonaba el telefono yo no dejaba de acercar mis pies a tus rodillas, era una sensacion extraña. Seguías tan dura, tan cristalina; fria.

Lo que el muerto oculta cuando el sol no esconde

NOCHE. INTERIOR. HABITACIÓN
Una silueta que se vislumbra en una cama. Un rostro se ilumina, la luz tiene movimientos. El rostro está un poco asustado. Se mueve, se ve el movimiento de los ojos a través de los parpados. Movimientos en la cama de un lado a otro. De un lado de la cama la sombra de un hombre aparece y comienza a susurrar en su oído, el afirma lo dicho por esta sombra, acaricia su rostro, sonríe. El sudor chorrea de su frente, la cama esta mojada, su ropa esta mojada. Voltea al otro lado de la cama y encuentra otra sombra pero ahora femenina. Lo mismo sucede, pero este rostro es tocado con más ternura y pasión, al grado de que sus ojos se abren lentamente y besa esos labios negros. Al momento la sombra se acerca y comienza a lamer su oído, cada vez lo hace de una forma más y más salvaje al grado de que comienza a morderle y a jalar. La otra sombra trata de hacer lo mismo, ambos toman la cabeza de este hombre y la jalan de un lado para otro mientras muerden y lamen sus oídos.
El hombre pasa de estar de un estado adormilado y relajado a alterado y al borde de un ataque de nervios. Abre los ojos y de un modo desorbitado comienza a gritar una y otra vez arrancándose el cabello, las sombras desaparecen, la luz regresa y él se encuentra sentado en medio de su cama solo en esa habitación. Se recupera de la pesadilla y se vuelve a tumbar en la cama. La luz se apaga.
NOCHE. INTERIOR. HABITACIÓN
La misma, Rodrigo y Bianca están sentados uno en cada lado de la cama mientras beben cerveza y fuman. El teléfono –que está del lado de Rodrigo- comienza a sonar, él lo contesta.
Rodrigo
Bueno…
¡Ah! Hola…
Bien, si. El sábado. A las 4
Aja, si, adiós, aja cuídate.
Indiferente y fastidiado cuelga el teléfono.
Bianca
¿Quién era?
Rodrigo
Nadie
Prende un cigarro y luego bebe su cerveza
Bianca lo voltea a ver con unos enormes ojos llenos de furia.
Bianca
¿Cómo que nadie pendejo?
Donde me ves la cara de estúpida si yo escuché una voz de vieja, no mames Rodrigo.
Rodrigo indignado azota su cerveza en el piso y se levanta.
Rodrigo
¡No mames tu Bianca! Siempre me sales con la misma pendejada ya bájale a tu mierda mujer, ¡Por dios!
¡Era mi chingada madre! A la mierda contigo
Bianca lo mira con vergüenza mientras el camina hacia la puerta. Ella lo detiene tomándolo del brazo y él se vuelve hacia ella. Se tira de rodillas al piso.
Bianca
¡Perdón, perdón, perdón!
Soy una estúpida perdóname por favor
Ven siéntate a mi lado.
Se levanta y lo lleva a la cama, los dos se sientan, ella trata de sonreír y compensa su error trayendo otra cerveza y poniéndola en su mano. En su rostro se ve lo molesto que está. No la voltea a ver pero sigue tomando su cerveza.
Bianca
Y bueno, ¿Qué te dijo tu mamá?
Rodrigo
Nada
Bianca
Ya por favor, perdóname, fue una estupidez. Anda dime, ¿Qué te dijo?
Rodrigo
Si sigues remarcando ese suceso me voy a encabronar más
Bianca
Ok ok, no voy a decir nada ya. Pero cuéntame, ¿para qué te habló?
Rodrigo la voltea a ver un tanto desesperado
Rodrigo
¿Por qué tanta pinche insistencia?
Bianca
Oye es que no chingues, tu nunca me cuentas nada. Te pregunto algo y siempre es la misma respuesta. ¿Qué tienes mi amor?
Bianca imita la cara de Rodrigo.
Bianca
¡Nada!
Nada, nada, es lo único que respondes.
¿Te piensas pasar toda la vida sin contarme nada?
Rodrigo
¿De qué hablas?, cada cosa que preguntas te la contesto, ¿que mas quieres?
Bianca se acomoda en la cama, sube los pies. Gatea lentamente hacia Rodrigo y empieza a acariciar su rostro. Acerca su oído a los labios de él y ríe.
Bianca
Siento como si escuchara tu corazón hablar. Como si cerrando mis ojos y dejándome llevar por el supiera quién eres tú. Todo el misterio se resuelve.
Rodrigo la toma de la cabeza, acerca su rostro y comienza a besarla. Luego a aleja y la ve sin parpadear.
Rodrigo
Esto que tu escuchas no es más que un latir.
Tomas la mano de Bianca y la lleva a su pecho. Le susurra
Rodrigo
Siéntelo, aquí no hay nada
La recuesta suavemente en la cama mientras la sigue besando. Comienza a tocar su cuerpo y sentirse en caricias lentas que recorren sus cuerpos.
Intenta quitarle la playera, pero justo cuando llega a su pecho él se desliza fuera de la cama como si alguien lo estuviera arrastrando. De pronto se ve tendido en el piso a mitad de la habitación.
Mira con asombro que tan alejado esta de ella. Se espanta
Rodrigo
No mames, no mames. ¡Qué pedo!
Se levanta del piso. Comienza a rascarse la cabeza, confundido y nervioso se ríe. Su risa se convierte en carcajada y vuelve a la cama. Comienza nuevamente a besar a Bianca mientras recorre su cuerpo con besos. Esta vez intenta quitarle la playera con los diente y rápidamente vuelven a jalarlo por los pies. Su cara expresa una extrañeza, corre a la cama e intenta quitarle el pantalón; lo mismo sucede. Corre de nuevo, aprieta sus senos, trata de aferrarse esta vez a ellos pero cae de la cama.
Vuelve a intentarlo mientras en su cara se ve un poco de terror. Bianca solo observa como si no estuviera pasando nada extraño. Regresa a su lugar en la cama y esta vez decidido a lograr su cometido, jala fuertemente la blusa, esta vez se aferra con las uña a ella y la cama, solo logra terminar en el piso con el brassiere en las manos.
Desesperado comienza a gritar, se encuentra en ropa interior y no entiende porque.
Rodrigo
¡No, no, no, no, no!
Se aleja más lentamente mientras la luz del cuarto se apaga, el intenta levantarse, comienza por gatear y finalmente llega a su cama vacía. Lentamente deja de luchar con lo que lo estaba jalando y sigue su durmiendo tranquilamente.

DÍA. INTERIOR. HABITACIÓN
Rodrigo se encuentra fumando un cigarro recargado en el respaldo de su cama. Tiene la vista perdida y en eso suena el teléfono, que logró despertarlo.
Rodrigo
¿Bueno?
Javier
¿Rodrigo?
¡Qué pedo carnal!
¿Cómo has estado?
Rodrigo
Bien, aquí nomás
Javier
Oye pues que pedo, ¿hoy en la noche las quiguas?
Rodrigo
Ijole, perdón pero la neta no puedo. Ya será otro día
Javier
Uy pues ni pedo carnal, cuídate. Ya tiene que no sales con la banda pero bueno, bye.
Cuelga el teléfono y sigue fumando con la vista perdida. Vuelve a sonar y él lo contesta.
Rodrigo
¿Bueno?
Mamá
¡Hijo! ¿Como estas?
Rodrigo (en of)
Carajo nada más me falta que me jalen las patas cuando quiera coger
En su cara se nota el hastío y la flojera que le da hablar con su madre, piensa en colgar el teléfono, lo despega de la oreja.
Mamá
¿Seguro, todo bien?
Rodrigo está desconcertado y contesta confundido
Rodrigo
Sí, todo bien
Mamá
¿Y cuando vienes mijo?
Ya ni te acuerdas de mí, nada más me hablas cuando necesitas dinero. Ya tu madre que se la lleve un perro en el hocico.
Rodrigo se aleja el teléfono y se escuchan murmullos de la voz de su mamá.
Rodrigo
Bueno, bueno. La cosa es que ya estamos hablando ¿No?
Mamá
Pues… pues si
Rodrigo
Y bueno…emm
Frunce el ceño y se rasca la barbilla
Rodrigo
¿Y cuál era el motivo de tu llamada?
Mamá
¿Qué? ¿Ahora resulta que hasta debo tener un motivo para hablar con mi hijo? Hay cena en la casa y a Gabriel y a mí nos gustaría que vinieras. Es su cumpleaños
Rodrigo
No gracias, tengo planes. Adiós
Rodrigo azota el teléfono, sigue fumando con la vista perdida. Luego de un par de minutos lo levanta y marca.
Rodrigo
¿Javier? ¿En dónde te veo al rato?
DÍA. EXTERIOR. CALLE
Rodrigo camina por la calle a un paso constante y acelerado. Llega a la parada del camión y se sube a uno.
DÍA. INTERIOR. CAMIÓN
Rodrigo se sienta del lado de la ventana. El camión avanza, luego frena y ve que alguien está por subir así que se mueve al otro lado del asiento para evitar que lo ocupe. Camina y ve el asiento de la ventana desocupado se acerca pero al ver el rostro de Rodrigo se aleja.
NOCHE. INTERIOR. BAR
Ambos están sentados en una mesa, fuman y beben. Rodrigo baja el cigarro.
Rodrigo
Si wey te digo que son muy recurrentes. Ya me malviajó tener tanto sueño cagado.
Toman un trago de cerveza. Rodrigo fuma otra vez. Ambos están un poco pasados de copas.
Rodrigo
Te juro que es tan real que ni me quiero despertar. Me aferro a que de verdad están ahí. Lo peor es que en cuanto abro los ojos ya ni las recuerdo.
Javier pone cara seria, baja su cerveza. Levanta el dedo, mira a lo lejos y se prepara para dar un discurso.
Javier
¿Pues sabes que dice Freud al respecto?
Javier se altera un poco y avienta su vaso vacio.
Rodrigo
¡A la mierda con Freud! ¡Por mi puede venir y chuparme las bolas!
En este momento se levanta de la mesa.
Rodrigo
Tú y tus pinches masturbaciones mentales, de “intelectuales” ¡Pura mierda! Esta es la clase de mamadas que me revuelven las tripas y me hacen pensar que hice mal en salir otra vez de casa.
Se mueve de un lado a otro moviendo las manos. Sigue levantado, se recarga en la mesa y le grita lo más cerca que puede.
Rodrigo
Estoy tan harto de esta basura que a veces…
Javier pone las manos en señal de que se detenga.
Javier
¡Oye, oye! Cálmate cabrón solo es un comentario estúpido no es para tanto.
Rodrigo
Esa es la mejor parte. Yo no sé para qué tanta chingadera.
Mira a todos lados y apunta con las manos hacia arriba.
Rodrigo
¡Si esto ni es para tanto!
Comienza a reírse como loco. Se da la media vuelta y se dirige a la salida.
Javier
¡Bianca ya no quiere estar contigo!
Rodrigo se detiene en seco. Cierra los puños, da la media vuelta y regresa a donde Javier, avienta la silla y se para ahí enfrente.
Rodrigo
¿Y tú como mierdas sabes eso?
Javier sigue sentado mientras mira su vaso vacio. Aleja un poco su silla y finalmente lo mira a los ojos.
Javier
Ayer hablé con ella. Me dijo que…
Una larga pausa en la que Javier se recarga en la mesa y apoya la barbilla en su mano. Se da su importancia.
Rodrigo
¿Qué pendejo? ¿Qué te dijo?
Rodrigo comienza a golpear la mesa. Javier se sobresalta un poco, lo ve con unos ojos enormes y no parpadea. Un silencio y finalmente comienza a hablar con desahogo, sin ataduras.
Javier
¡Pues que va a ser imbécil! Que ya la tienes hasta la madre de tus pinches desplantes. A donde quieres llegar con esta mierda que pretendes cargar.
Rodrigo se empieza a reír y lo apunta con el dedo.
Rodrigo
No te hagas pendejo. Como si no me hubiera dado cuenta en todo este tiempo de que te la querías coger. No soy ningún idiota, si bien que veía como la mirabas. ¿Pues ya se te hizo no?
Un poco nervioso y limpiándose el sudor de la frente contesta
Javier
No me vengas con esas mamadas cabrón. ¡No chingues! Ya muévete. Haz algo más aparte de ser un puto parasito. Deja de verte como la pinche víctima, como el único gusano que apesta a mierda…
Rodrigo está sorprendido con las palabras que acaba de escuchar. Sonríe sínicamente y le aplaude.
Rodrigo
¡Escúchate mierda! Ni mi papa lo hubiera dicho mejor.
Se da la vuelta, camina y luego regresa.
Rodrigo
¿Sabes qué? Por mi se pueden ir a la mierda los dos.
Finalmente sale del lugar, Javier queda ahí sentado y pide otra cerveza.
NOCHE. EXTERIOR. CALLE
Rodrigo camina y se sostiene de las paredes. Da la vuelta en una esquina y comienza a vomitar una y otra vez, incluso continua haciéndolo cuando ya ha sacado todo. Camina doblado tomándose el estomago y tosiendo. Aun con la misma sensación. Cae al piso y lo golpea mientras las lágrimas salen; se lamenta y grita. Escupe e intenta seguir su camino gateando y usando como apoyo las paredes y el piso. Intenta levantarse pero nunca lo logra.
NOCHE. INTERIOR. HABITACIÓN
Entra en su cuarto y azota la puerta. Entre murmullos se entienden ciertas palabras que dice mientras camina a su cama y se quita la ropa.
Rodrigo
Pendejos… pero… ¡No, no, no! ¡Marica! ¡Perra!
Se tumba en su cama, grita, llora y sin darse cuenta mira a un punto fijo y se queda dormido.
Suena el teléfono. Una mano le pone la bocina en su oído.
Rodrigo
¿Bueno?
El balbucea muchas cosas y luego avienta el teléfono. De pronto se ve rodeado de manos de tres mujeres que empiezan a tocarlo y jugar con él. El entra en su juego y en su rostro se dibuja una enorme sonrisa morbosa. Se deja querer e intenta tocarlas el también. Abraza a una y la recuesta boca arriba. Intenta besar su cuerpo pero lo tiran de la cama. Cuando se levanta no hay nadie ahí.
DÍA. EXTERIOR. PARADA DE AUTOBUS
Rodrigo está sentado en la banca de la parada, una joven se sienta también. Rodrigo no le pone atención solo alza su muñeca para ver la hora cuando en realidad no traía reloj.
Rodrigo (en of)
Yo ni uso reloj… además ¿yo que chingados estoy esperando? Ni se a donde voy, que se supone que estoy haciendo. Nunca había estado aquí, creo que esto no es más que…
Lo interrumpe la joven que no dejaba de mirarlo desde que había intentado ver la hora. Lo mira una y otra vez mordiéndose el labio. Finalmente le dice algo mientras observa su reloj.
Chica 1
Son las ocho con dos minutos y 44, 45, 46…
Rodrigo suelta una pequeña risa.
Rodrigo
Gracias
La chica se acerca un poco a él. Rodrigo la mira y vuelve la vista al frente un poco nervioso.
Chica 1
¿Y qué es lo que esperas aquí? Las rutas nunca han pasado
Rodrigo
Entonces, ¿tú qué haces aquí?
Chica 1
Pues lo mismo que tu pero al revés
Rodrigo se muestra interesado y se voltea hacia ella.
Rodrigo
¿A si? ¿Y cómo está eso?
Chica 1
Yo también busco pero no espero.
Ella se acerca más a él y pone su mano sobre la de suya. Sonríe, lo mira fijamente.
Chica 1
La vida es corta y ustedes son muy pocos.
Se acerca a su cara, la acaricia y jala su cuello para besarlo. Comienza a sonar su celular, la sigue besando. Busca en sus bolsillos y saca el aparato. La joven al ver sus intenciones de contestar toma el teléfono pero de el comienza a salir una voz.
Mamá
¡Contéstame! ¿Qué crees que estás haciendo con esta trepadora? ¡Cochino! Debería de darte vergüenza, como puede ser posible, yo cuando te enseñe a ser así.
Se escuchan fuertemente los sollozos de su madre y a cada palabra se le quiebra mas la voz.
Mamá
¿Acaso he fallado como madre?
Ambos observan el celular atónitos y de pronto se corta la voz. Todo se comienza a oscurecer y queda negro.
NOCHE. INTERIOR. HABITACIÓN
Un despertar estrepitoso. Acerca la cara a la orilla de la cama y vomita. Se recuesta.
Rodrigo
¡Puta madre!
DÍA. EXTERIOR JARDÍN
No hay voces, no hay ruido, no hay gente. Solo risas mudas en el pasto mientras los rayos de sol pasan entre las hojas e iluminan los rostros felices de Rodrigo y una chica. La acaricia, la contempla, la besa en todo su cuerpo. Sienten el pasto y lo tocan con suavidad. Se miran a los ojos sentados ahí.
Del árbol cae un teléfono que cuelga y en el vaivén se escucha la voz de su madre.
Mamá
¡Rodrigo! ¡Otra vez!
…como…atreves…carado…voy a pegar.
Observa como el teléfono va de un lado a otro. Rodrigo se molesta, se levanta de su lugar y arranca el teléfono de un jalón.
Rodrigo
¡Ya deja de estar chingando! No mames, déjame en paz.
Lo azota fuertemente contra el piso y luego se golpea en la cabeza cuando intenta volver a azotarlo. Se marea y cae al pasto.
NOCHE. INTERIOR. HABITACIÓN
Rodrigo está de rodillas en la cama y cae livianamente. El impacto lo despierta, abre los ojos un poco asustado, su respiración es entrecortada. A sus espaldas se encuentras una mujer sentada en un banco alto, está fumando y no tiene zapatos. Rodrigo escucha el exhalar del humo y voltea. Se agita más y empieza a hacerse para atrás. La chica se para y comienza a caminar con su cigarro en una mano y el otro puño cerrado. Rodrigo comienza a gritar, intenta moverse pero no puede.
Rodrigo
¡No, no no!
Se para a lado de la cama y lo toma del cabello; lo arrastra por el piso y lo lleva a sentarse frente a un televisor. El sonido de la estática ensordece todo lo demás. Rodrigo toca la pantalla y comienza a estampar la cabeza ahí. Una imagen aparece.
DÍA. INTERIOR. AUTOBUS
Se ve alguien de espaldas viendo a la ventana del camión. Empieza a observar a las personas que caminan apresurados. Los mira y se atasca de esas imágenes.
Extraño
Detestable ver como todos vivimos igual que peces, comiendo y cagando en el mismo liquido amniótico. Nunca escapamos del útero. Siempre ahogándonos en nuestros deshechos, observándonos el uno al otro con una enorme hipocresía iluminando nuestras escamas. No existe la confianza, no existe la amistad, no existen los lazos, no existe nada más que mi puta necesidad. Mi bienestar, mi persona. Me pudro
Entre frase y frase Rodrigo entra en una mayor desesperación. Suda, se rasca, murmura, intenta gritar y lo único que consigue es berrear.
Se apaga la televisión, todo queda a oscuras, se escuchan los pasos y chillidos de Rodrigo. Se azota contra el piso, grita a más no poder. Se arrastra, patea, se escuchan cosas que se caen. Se esfuerza por calmarse. El televisor se enciende, se reincorpora, se talla los ojos y de nuevo se acerca.
NOCHE. INTERIOR. CASA
Un sujeto llega a un cuarto y abre la puerta. Se ve a través de sus ojos el trabajo que le cuesta lograrlo. Se recuesta en su cama. Todo le empieza a dar vueltas, finalmente se levanta y corre al baño. Vomita y como puede regresa a su cama.
Extraño
No hay nada mejor que una buena basca antes de dormir.
Se ríe y todo queda negro
NOCHE. INTERIOR. HABITACIÓN
Rodrigo esta rascándose el abdomen. Cada vez lo hace con más desesperación y no puede parar. Nunca se detiene, se arrastra. Toma sus entrañas y las embarra en la pantalla, cae.
DÍA. INTERIOR. HABITACIÓN
Rodrigo despierta. Prende un cigarro, se recarga en la cabecera de su cama y fuma lentamente sin quitar la vista de un punto. Ve fijamente a un joven que está frente a él del otro lado de la habitación abrazando la pared muy angustiado
Loco
Ayúdame Paquito. Ayúdame se me va a caer la pared
Rodrigo se queda estático con el cigarro en la boca.
Loco
Ándale Paquito no te hagas el loquito
Comienza a reírse. Sin aire se tira al piso y continúa riéndose muy falsamente. Rodrigo lo mira atónito.
Loco
Paquito, Paquito
A cada paso que da dice su nombre cantado y se balancea de un lado a otro con las manos hacia Rodrigo. Se acerca a su oído y le susurra.
Loco
¿Me oyes? Levanta la mano izquierda si me oyes. Hazme caso Paquito
Le comienza a dar golpecitos en la cabeza mientras Rodrigo hace un esfuerzo por no verlo. Su respiración es pesada, finalmente sale de la cama sobresaltado y se refugia en un rincón. Nunca suelta su cigarro. El loco está muy cerca de su oído, casi rosándolo con los labios.
Loco
Paquito, ¿Esto es un sueño?
DÍA. INTERIOR. HABITACIÓN
Rodrigo abre los ojos, está en su cama empapado y con la boca escurriendo de saliva. Alguien dentro de su casa mira por la ventana al exterior. Rodrigo escucha lo que piensa.
Extraño (en of)
Aplausos que he llegado al motivo de mi odio
Rodrigo se tapa los oídos y se tira al piso. Comienza a decir el dialogo al mismo tiempo que la voz en su mente.
Extraño (en of)
Me he vuelto en lo que creo es una basura y cada vez me dan más ganas de vomitar.
Rodrigo sigue en el piso revolcándose y tapándose los oídos con más fuerza recitando las mismas palabras que el extraño hasta que se convierte en su voz nada más.
Extraño (en of)
No estoy dispuesto a usar, sin embargo lo hago, no estoy dispuesto a renunciar a mi ego, a mi orgullo a mi mierda.
Rodrigo siente que algo lo quema. Un fuego se enciende en el piso. Intenta apagar lo que siente, se escupe, se pega y grita.
Rodrigo
¡Ya, ya, ya por favor! ¡Quema!
Extraño
Es tan fácil fingir cuando tienes esa peste entre los dientes. Es tanto el dolor al hablar que mejor lo olvidas, no te mueves, he silenciado tanto que ya no sé si existe una respuesta.
El extraño voltea y se trata del mismo Rodrigo.
Rodrigo extraño
Y no me queda más que esperar hasta que la última gota se derrumbe, esperar, esperar. Me canse de esperar, pero bien sabemos que no nos queda más, no queremos esto sin embargo no lo podemos terminar.
Rodrigo real se aterra al ver su rostro. Grita más y más fuerte hasta parecer que nunca terminará.
DÍA. INTERIOR. HABITACIÓN
Rodrigo despierta, está sobresaltado y suda. Trae la misma ropa del día anterior. Se apoya en sus brazos para levantarse y su respiración se torna calmada al igual que su mirada.
Rodrigo
Un sueño, ¡Un puto sueño!
Sonríe mientras la sabana descubre su cuerpo mostrando su abdomen abierto, la sangre escurriendo y el limpiándose el sudor con las manos rojas. Se recuesta, prende un cigarro y canta una canción.
La cama queda atrás, hay un recorrido hasta la puerta abierta. Afuera en un escalón está sentado el extraño.
Fin
Es pertinente aun informarle acerca de lo último que sucedió en ese lugar. No lo considero un hecho sano pero tampoco es algo de lo cual pueda avergonzarme. Aun tardo por las noches en dormir sintiendo que volverá a suceder, que me arrebatará con la misma fuerza los débiles trozos de hueso que se siguen balanceando.
Aun contemplo en las mañanas ese sol moribundo, como aquel que dejó sin más ganas que lamentar el acto repugnante y mal realizado. Me refiero a esa misma rutina rodeada de restos orgánicos y olores denigrantes surgiendo de nuestros cuerpos.
En fin, yo no pedí que la historia siguiera así, yo no le dije a nadie que me inventara en un mundo rodeado de seres increíblemente dotados de instintos de supervivencia y egoísmo brutal. Yo no pedí estar programado para imitar y mucho menos pedí que la carne humana fuera una debilidad más que me atrofia la mente.

Pero así pasó. Corrieron las hormigas y el reloj seguía marcando el mismo minuto mientras las otras manecillas gritaban las horas una detrás de la otra como en coros desfasados por la incompatibilidad y el misterio de las copas. La tierra de mis zapatos hacía mucho ruido cada vez que caminaba provocando ese chirrido desagradable. Me pudo escuchar muy bien, el ruido del segundo piso acompañado de las risas y vómitos rojos no lo pudieron impedir. Era inevitable que supiera que me aproximaba incluso antes de que yo caminara por ahí. Se adelantó a mis deseos y mis fuertes impulsos de lágrimas.
No sé si lo sabía usted pero es inevitable el placer y la sensación de lujuria que crece al mismo tiempo que la sangre bombea más fuerte entre las venas de mi pene. Ignoro la razón, ignoro los motivos de tan delicioso dolor, esas lágrimas saladas escurriendo entre mis brazos y yo regalando caricias tiernas con esa bestia incansable que resbala entre mis pantalones. No lo entiendo, no comprendo cómo aumenta el deseo con cada sollozo, con cada lamento con cada palabra hiriente pronunciada por un desconocido, por el rechazo, por la perdida, por la vida misma lamiendo nuestra gloria al gotear de esta copa hecha de sudor y fuego. Jamás lo comprenderé.
¡Pero qué va! si esta no es la historia.
Como ya le dije me encontraba yo una vez más sin detenerme a mis impulsos, bajando la escalera y dirigiéndome a lo que el pretexto llamó. Cambié la música, o tal vez alguien más la cambió; tal vez se levantó y puso la que tanto esperaba escuchar en ese momento mísero y de atención total hacia su piel, hacia sus rojos labios y hacia sus senos inevitables. Tal vez un par de palabras fueron pronunciadas, quien sabe quien más las escuchó y las ignoró; eran de lo mas circunstanciales, casi un insulto al momento lascivo capaz de perforar las paredes y tirar un par de observadores. Capaz de revolcar cerdos en manantiales, capaz de abrazar el viento con la sangre. Que mas daba, si una vez caí de pie, con dos más no bastaría.
Y la savia seguía escurriendo, la gente seguía danzando sin parar con la misma intención mediocre de olvidar. Yo seguía ahí con esa letra una y otra vez siendo asesinada por los labios dulces de quien más le emocionaba. Tal vez pensó que en cualquier momento si desaparecería.
Yo no deseé vivir en ese argumento, no caí en las olas por placeres mundanos, o tal vez sí, eso le tocará a usted descubrirlo. Pero la noche transcurrió azul. Yo soñé con esa ropa interior roja hasta que recordé que el momento aun seguía pasando y que de glorioso no tenía ni una pizca. Pero mañana daría mi vida por repetirlo una vez nada más. Daría mi vida hasta por ver morir a un perro mas en estas calle.

Yo doy mi vida hasta por usted.