Contesté el teléfono tres veces. La misma mierda, un puto silencio y el leve respirar de algún enfermo mental. Estaba desesperado, hacía mucho calor y lo que menos necesitaba era esa clase de mierda embarrada en mi zapato. A cualquiera le molesta esa conducta estúpida. En fin, la cuarta vez me paré más que encabronado y grite al del otro lado "¡PUEDES DEJAR DE ESTAR MAMANDO!
Una voz suave, dulce pero tan sexy que te dan ganas de meter el miembro por el teléfono contestó de mala gana "¡AH NO! TRES DIAS SIN SABER DE TI Y CUANDO UNA TE HABLA LO MANDAS A LA VERGA, ¿PUES SABES QUE? POR MI TE PUEDES IR TÚ A LA MIERDA" No supe si aplaudirle o seguirle el juego. Soy lento para pensar así que ella colgó. Seguí fastidiándome, dando vueltas como un puto león enjaulado, esperando a que alguien me sacara de esta mierda y me invitara a beber a algún lado, el lugar es lo que menos me importaba. Todos los imbéciles que se me venían a la cabeza eran ya una bola de estiércol supuestamente moral. A mí que no me vengan con sus formalidades y sus jueguitos, con su fajo de billetes en la bolsa presumiendo que es así como ocultan sus bolas caídas. Solo me enseñan que tan bien se prostituyen en su mundito de mierda laboral. Dejando sus ortos desgarrados pero con las bolsas llenas. Llenas de semen....