El sol en mi cara luego de una larga noche, no viste la transicion lenta, no viste la huella roja que dejo su paso, no viste nada. Crei estar aun bajo el manto de aquella noche fria y deambulante, con esos vagos caminando por doquier y los ojos alertas de mas de uno por ese miedo a terminar violado y con el culo desgarrado. Esperar encontrar aun a esas prominentes prostitutas con senos mas costosos que su propia vida. Esperaba que al comerlas con los ojos me enseñaras sus enormes penes como una defensa muy graciosa que nunca me canso de ver.
Esperaba la calma total, esperaba terminar gritando por el miedo a todo ese gran silencio. Esperaba que todos soñaran mas alla de su nidito de mierda, ahi donde son tan seguros e indefensos, con todas sus metas a punto de salir y dejando a un lado su traje de humano salvaje y come-hombres. Es la unica forma en la que esta sociedad es digna de vivir, bajo un sueño profundo e incoherente, donde las sales no son mas que fluidos de contrastes magnificos, donde la comida se vuelve una vibora que penetra tu carne con el mismo extasis de una violacion provocada. Ahi donde tu madre se vuelve en tu mejor amante y no existe el miedo ni el prejuicio.
Pero al final eso de que sirve si el individuo despierta con mas miedo que antes, no se da cuenta que a la mente hay que darle por su lado, de vez en cuando escucharla y darle el corton, como esa sucia perra que es.
Y entonces comenzo el nuevo dia con relampagos de alegrias, con sonrisas de silicon y piernas de dolor furia y seduccion. Mejor vuelvo a entrar y esperar que la noche vuelva para poder gritar con el mismo terror de cada amanecer.