Load the gun and run

Supongo que tendré que empezar de nuevo el mismo proceso. Supongo que tendré que llegar esta vez al fondo. No lo sé, siempre digo no saber, siempre intento llegar a más mientras las pocas ganas de hacerlo no me ganen. Siempre con la misma puta flojera de no tener la idea de lo que acontece en mi alrededor reflejando un poco de lo que no hay en el interior. O tal vez si lo hay, o tal vez todo es más simple, quizá solo sea que desde hace mucho debí haber seguido dormido. Tal vez nunca me animé a salir de la cueva es solo una simulación de lo que supuestamente es afuera. Tal vez solo creo no querer estar en el exterior cuando ni siquiera lo conozco. Tal vez los problemas no empezaron adentro sino que se metieron.
No le puedo llamar profanación, no soy otra cosa que un producto, vengo de algo que vino de la nada y regresaré a la nada. No creo culpar a nadie, sin embargo quisiera hacerlo, quisiera gritarles a todos la culpa que tienen porque eso soy yo. Un maldito reflejo, un maldito repudio, son las mismas ganas absurdas de no querer estar aquí pero de no encontrar en donde estar bien. Se trata de estar cansado sin siquiera haber empezado. Y volvemos a lo mismo, a sentir siempre el mismo sentimiento de ser atacado, de no ser importante de no ser válido. Siempre ver que tan bajo estoy en mi sentir, en la forma en la que me veo. Siempre esperando las putas palmadas en la espaldas “si a los demás les gusta tal vez está bien” siempre sintiendo que no es así. No sé que busco no se que espero pero estoy harto de este continuo movimiento irreverente de mis pies. Deambulando tomando decisiones sin tomarlas, siempre esperando a ser direccionado, influenciado, asqueado, penetrado, odiado, despreciado.
Pero para que, para sentirme más miserable. ¿Y eso para qué? Pues no es la misma teoría ridícula de caer el fondo y salir, eso nunca pasará, nunca reviviré de entre esas cenizas, no existen, no existo yo, no existe mi opinión, no existe una razón para hacer las cosas, mi vida acaba y yo me hundo con ella, desaparezco no soy más que mierda de gusano. Es realmente detestable como todos vivimos igual que peces, comiendo y cagando en el mismo liquido amniótico. Nunca escapamos realmente del útero, seguimos ahí. Siempre hablando al mismo tiempo que nos ahogamos con ese deshecho propio. No existe la ayuda, no existe la confianza, no existe la amistad, no existen los lazos, no existe nada más que un elemento fundamental de la vida. Mi puta necesidad, mi bienestar, mi persona y lentamente irme ahogando en eso. Me pudro, me salen escamas verdosas y me vuelvo el monstruo que devora, me vuelvo el rostro que tanto odio, me vuelvo el orgullo, me vuelvo el ego, me vuelvo mierda.
Aplausos, que he llegado al motivo de mi odio, me he vuelto lo que creo y cada vez me dan ganas de vomitar, cada día siento más como me devora la misma basura, noche y día.
Pues no estoy dispuesto a usar sin embargo lo hago, no estoy dispuesto a renunciar a mi ego, a mi orgullo; a mi mierda. No doy un paso adelante y estoy pensando en retroceder, lo hago. Es lento, es indeciso, es como ha sido siempre.
Me escudo en lo mismo todos los días, de lunes a domingo, de 12 a cero hrs. Evado las preguntas, he silenciado tanto que ya me olvide si existe una respuesta. Es tan fácil fingir cuando tienes atorada una roca entre los dientes, es tanto el dolor al hablar que mejor no hablas, no te mueves, pasas desapercibido y luego resurges entre la demás mierda. Ese resurgimiento, ese puto respeto falso. Lámanme los testículos hasta que se me pongan rojos de lujuria. Vengan a mí y tendrán más vomito escurriendo de sus ropas. Y que mas da cuando ya mis 25 minutos de honestidad se han acabado. Bueno no queda más que esperar hasta que los ojos me revienten y sienta la misma necesidad de renovar mi ego con más porquería. Y no me sirve si es creíble, no me sirve nada, ni a mí ni a nadie. No hay porque creer en la nublada vista de un grano de arena en esta playa que nos hace ver más y más insignificantes