Imsomnio

Te veo en sombras lejanas. Siento las madres parir, los negros colores que abundan en arcoiris deslumbrantes, delirantes, casi fantásticos. Escucha mis pensamientos amortiguados, escucha su eco, sabrás que no podré caer. Anoche descubrí las turbinas que encienden mi ventana con esos gritos malgastantes.
Supe que las rejas de mi cama atarían mis pies hasta la mañana del 15 de enero. Supe que jamás iba a volver, agarre mis cuernos con tus manos y te hice que los lamieras una y otra vez. Te llenaste de mis vellos, te llenaste de mi cuerpo. Era la noche fría de un verano casi descompuesto. Las vacas no pastaban, sabía que el fin iba a llegar. Un cerdo en la barranca paría cabezas de hombres sabios sin detenerse a criarlos.
Anoche escuche tus lamentos, anoche supe que en el rincón no cabíamos los dos porque sabemos que la noche no es de nadie y el vacío lo arrastramos como recolectores de basura. Madrugada tras madrugada por las calles llenas de mierda. No pararemos hasta tragarnos el mundo entero, cargaremos a todos hasta nuestro vacío. Están aquí, dentro de mi, dentro de ti, dentro de nuestros huesos negros y desgastados.
No volveré a soñar, no volveré a creer que mañana habrá un gris despertar, con lágrimas de virgen rodeando mi kayak. No volveré a dormir creyendo que la gloria llegará.
Hoy me vendrá a visitar tu dios y en éxtasis te hará gritar, te hará contorsionar una vez mas. Lentamente, suavemente, me morderás los labios; comerás de ellos. Darás vueltas sobre mi espalda y dirás una vez mas palabras de literatos muertos.
Comenzaré por brotar calor y terminaré por soñar. Una noche mas...

Hoy me voy hoy me guardo entre las cuatro patas de una mesa de cristal, hoy no seré yo, porque nunca lo fui, nunca creí en lo que me perdí, todo es una ilusión, incluso estas palabras volteadas, regadas en pixel. No volveré, no lo pienso hacer. Hoy escribo mi renuncia sin firmar por si acaso me llego a arrepentir. Pero no señor, no pienso volver.